Hay heridas que no desaparecen: se sienten en el pecho, en la voz que se apaga y en el miedo a no ser suficiente. Muchas mujeres cargan rechazo, abandono, injusticia, humillación o una autoestima que intenta levantarse, pero vuelve a caer.

El Milagro de Sanarme nace para ellas: para quien repite patrones, ama demasiado, se ama poco, se esfuerza de más y aún siente dolor por lo que pasó. Para la mujer cansada de ser fuerte, pero lista para sanar.

Este es un espacio donde la historia deja de pesar, la identidad se restaura, la niña interior deja de estar sola y el cuerpo aprende que ya no vive en peligro.

Aquí se trabaja lo que duele —heridas de infancia, baja autoestima, miedo, ansiedad, amor que lastima— y también lo que renace: paz, claridad, valentía, dignidad y la certeza de que Dios no se olvidó de vos.

Tres veces por semana, al amanecer, inicias un proceso que toca cuerpo, alma y espíritu. Aquí comienza tu transformación.